Participación de la
Universidad en eventos históricos del país
Debido a su importante papel académico y social, la Universidad siempre estuvo relacionada con la toma de decisiones que afectaban a la capital, especialmente a los criollos o españoles nacidos en América. Desde 1785, la Corona había dividido el reino de Guatemala en Intendencias, o gobernaciones más pequeñas, para fomentar el comercio y el cobro de impuestos. Los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad se multiplicaron por docentes y estudiantes de nuestra Universidad
La Universidad de San Carlos de Guatemala fue el centro de las ideas republicanas e impulsora intelectual de la independencia. En 1810 comenzó la independencia en el Virreinato de Nueva España (México). Este pensamiento llega a Guatemala y en 1813 se da la conjuración de Belén donde participaron distintos representantes de la Iglesia, el Ejército y la Universidad de San Carlos.
La independencia fue
conformada por dos grupos: los criollos (personas descendientes de europeos que
nacieron en América) que eran representados por las familias poderosas de
Guatemala y la clase media conformada por las personas egresadas de la
Universidad de San Carlos.
El pueblo se encontraba
totalmente acomodado al sistema, por lo que no fue un movimiento popular. La
independencia se logró debido a los intereses de los criollos y los
Sancarlistas. Antes de lograr la firma de la independencia en 1821, la
situación económica del reino ya era económicamente difícil en Guatemala. Luego
de una fuerte lucha, en 1823 se logró la independencia en definitiva dentro del
Salón Mayor del que, ahora, es el Museo de la Usac.
La Revolución del 20 de octubre de 1944 y la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Los estudiantes, docentes y profesionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, unidos a militares progresistas, iniciaron un movimiento revolucionario que culminaría con el derrocamiento del sistema político imperante. Esto está plasmado por el ingreso al Cuartel Militar, denominado la Guardia de Honor, de 14 estudiantes universitarios, entre ellos: Julio Valladares Castillo, Antonio Nájera Saravia, Luis Felipe Valenzuela, Julio César Méndez Montenegro, Jorge Álvarez Borges, Óscar de León Aragón, de la Facultad de Derecho; Enrique Luna Castañeda, dé la Facultad de Ingeniería; Marco Antonio Villamar Contreras, de la Facultad de Medicina, y Carlos Andrade Sóller, Joaquín Alcain y el capitán Enrique de León. Se formó una Junta Revolucionaria de Gobierno, la cual, reconociendo la importante participación de nuestra Universidad en esta Revolución, aprobó el Decreto Número 12, de fecha 9 de noviembre de 1944, en donde se decretó la Autonomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala, el cual entró en vigor el 1 de diciembre de 1944.
En nuestro país, tras
catorce años de un gobierno autoritario y un fuerte desgaste político, el1 de
julio de 1944 el dictador Jorge Ubico dejó el poder y lo traspasó a un triunvirato
conformado por sus allegados y dirigido por Federico Ponce Vaides, quien
gobernó el país durante 108 días, hasta el histórico 20 de octubre de 1944,
cuando se dio el victorioso movimiento revolucionario de las juventudes
universitarias, militares y obreras. Antes de la Revolución, la Universidad de
San Carlos de Guatemala era conocida como Universidad Nacional de Guatemala
(1875 a 1944), incluso entre 1918 y 1920 portó el nombre de otro dictador:
Manuel Estrada Cabrera.
En el transcurso del
siglo XIX la universidad fue objeto de modificaciones o cambios de orientación,
en la mayoría de los casos, de conformidad con la ideología de los gobernantes
de turno. Los años de gobiernos autoritarios habían dejado un saldo de
circunstancias negativas para la educación y la población. Ubico redujo los
derechos laborales de los maestros, que además tenían salarios de hambre;
eliminó la gratuidad de la educación secundaria y la militarizó; convirtió a
maestros y estudiantes en soldados rasos, cabos, sargentos y hasta tenientes,
estaban obligados a participar en desfiles militares. Derogó la Ley de
Educación, que buscaba la alfabetización de la población, impulsada por el
presidente Lázaro Chacón, y cerró la Universidad Popular.
Mantuvo la educación
superior bajo la jurisdicción del Ministerio de Instrucción Pública y eliminó
la autonomía que la Universidad Nacional tenía para elegir a sus
autoridades. La dictadura ubiquista
sumió a la universidad en el estancamiento académico y cultural, se transformó
en facultades aisladas con la misión pragmática de formar profesionales; la
función humanística, la labor científica, la inquietud intelectual y artística
fueron anuladas, salvo algunos destellos de rebeldía de profesionales y
estudiantes.
En junio, los estudiantes universitarios
iniciaron marchas pacíficas y movimientos dentro de la universidad para exigir
la destitución de sus decanos, nombrados por Ubico, quien al verse debilitado
por el desgaste político accedió a cambiarlos, pero los sustitutos no fueron
del agrado de los estudiantes e incrementaron las protestas. El 21 de junio, en
el Paraninfo de la USAC, se proclamó el Ideario Universitario de autonomía,
durante una asamblea estudiantil convocada por la Asociación de Estudiantes
Universitarios (AEU).
Los estudiantes
demandaban el cambio total de las autoridades universitarias, reforma de las
leyes de la institución, ampliación del plan de enseñanza, inclusión de escuelas
técnicas para los obreros, creación de la Facultad de Humanidades, la Escuela
Superior de Pedagogía, entre otras, y la participación de los estudiantes en la
resolución de los problemas universitarios, algo que quedó registrado en un
petitorio entregado al gobierno de Ubico, con un plazo de 24 horas para ser
resuelto; por ello, fueron los estudiantes, a través de sus protestas,
organización y demandas estudiantiles, los que iniciaron el camino para lograr
la autonomía universitaria.
El 22 de junio a las 8 de
la mañana, dos estudiantes de Derecho entregan el petitorio en la Secretaría de
la Presidencia. A las 10:00 el gobierno restringe las garantías constitucionales
a través del Decreto No. 3114, en donde se acusaba a los estudiantes de ser
nazifancista .
Un total de 311
profesionales rechazan la acción a través de una carta en la que solicitan la
restitución de las garantías constitucionales; entre ellos, Eduardo Cáceres
Lehnhoff, Manuel Galich, Flavio Herrera, Julio César Méndez Montenegro, Carlos
Federico Mora y David Vela. La restricción de garantías constitucionales generó
una ola de protestas populares que desembocaron en la renuncia de Ubico y el
derrocamiento de la dictadura con la caída de Ponce Vaides durante la batalla
armada librada el 20 de octubre.
Tras estos hechos,
tuvieron lugar las reformas revolucionarias, cuando el poder fue asumido por un
triunvirato integrado por Jacobo Árbenz Guzmán, Jorge Toriello Garrido y
Francisco Javier Arana, quienes emitieron varios decretos, entre los cuales estaba
el que le otorgó la autonomía a la Universidad de San Carlos de Guatemala.
La Asamblea Legislativa por Decreto Número 14, del 16 de diciembre de 1944, confirmó la Autonomía Universitaria, y la Nueva Constitución Política de la República que entró en vigor el 15 de marzo de 1945 elevó la Autonomía Universitaria a nivel Constitucional, estableciéndose: La Universidad de San Carlos de Guatemala es autónoma y se gobierna de acuerdo con la ley respectiva y sus Estatutos. El Estado contribuirá a asegurar y acrecentar el patrimonio universitario, y consignará anualmente en el presupuesto la partida destinada al sostenimiento de la Universidad


Historia del Conflicto
Armado y Desapariciones Forzadas dentro de la Universidad de San Carlos de
Guatemala
No hay democracia posible
si no se alcanza la verdad y la justicia. No hay estado de Derecho basado en la
impunidad. El compromiso por derrotarla es personal y colectivo, y está basado
en el ejemplo de quienes nos enseñaron a luchar. En 1981 se dio un repliegue de
las fuerzas de izquierda en la Universidad. Muchos elementos activos habían
perecido en tanto que otros ya se encontraban fuera del país. Entre los que se
quedaron había desconfianza hacia las posibilidades de lucha. Los estudiantes y
docentes organizados siguieron sus labores clandestinamente, adoptando medidas
de seguridad más severas, propias del momento. Muchos de ellos entraban y
salían del campus por los barrancos adyacentes y no por los accesos
principales. Nadie permanecía en el campus en altas horas de la noche como se
solía hacer en los años de lucha social. Las facultades más progresistas
redujeron los horarios de estudio y los exámenes se realizaban en forma
"relámpago", para evitar que las fuerzas de seguridad aprovecharan el
momento para buscar a sus víctimas. Pintaron los vidrios de las ventanas
exteriores de los edificios para dificultar que controlaran a los estudiantes
adentro de las aulas.
Igualmente fueron
modificados los pensum en el área social, a veces solamente cambiando los
nombres de los cursos, para no destacar algún contenido marxista. En la capital
la violencia continuaba, pero ya había un marcado silencio ante el terror
estatal. La posibilidad de manifestar públicamente desapareció, y muy pocos abogados
progresistas quedaron en el país para hacer denuncias o defender los derechos
humanos y laborales.
A veces las únicas voces
de denuncia salieron de la San Carlos, donde el Consejo Superior y la AEU
siguieron criticando al gobierno, aunque sin la misma insistencia de tiempos
atrás. A mediados de 1980, la Universidad se hallaba hundida en el caos. Saúl
Osorio Paz, electo para el período de 1978 a 1982, después de constantes amenazas
abandonó el país rumbo a México. Intentó administrar desde el vecino país,
hasta que fue obligado por el Consejo Superior Universitario a renunciar al
cargo en abril de 1980. En su lugar fue nombrado el decano más antiguo de las
facultades, Leonel Carrillo Reeves, de la Facultad de Ciencias Químicas y
Farmacia. Carrillo había sido objeto de amenazas de muerte en 1979 y tan sólo
dos meses después de asumir como rector, debió dejar la rectoría. Para el 14 de
julio, Raúl Molina Mejía, de Ingeniería, asumía la dirección de la San Carlos.
Fue un tiempo de
constantes ataques a la Universidad, y el nuevo rector desempeñó su cargo sólo
durante un mes. Ante la violencia, muchos estudiantes y profesores desertaron del
Alma Máter. Según el Consejo Superior
Universitario, la casa de
estudios estaba "al borde del colapso".6 De ahí en adelante, sólo
profesionales no identificados con la izquierda se mostraban dispuestos a
dirigir a la San Carlos. Con la ascensión del decano de Derecho, Romeo Alvarado
Polanco, como nuevo rector, el carácter político universitario cambió significativamente.
Alvarado Polanco, también amenazado de muerte desde 1979, era profesor en la
Escuela de Orientación
Sindical y considerado de izquierda. Sin embargo, al tomar posesión, redobló los
esfuerzos para que la Universidad lograra la "normalización" de
relaciones con la administración luquista. Varias administraciones habían
buscado el diálogo con el régimen militar, pero Alvarado Polanco hizo más para
mostrar su buena
voluntad. El órgano oficial Siete Días en la USAC dejó de denunciar los hechos
de violencia contra los universitarios y sectores populares. “Y a la vez
gastaba más tinta criticando las actitudes de estudiantes beligerantes”.


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